Te guardaré el nombre
y la camisa
y el sentido pésame del viernes
Te dejaré el profundo hastío del viento
y la sonora charla de los lunes
Te dejaré salir de mis costillas
ya no seré tu camarada
claro que te guardaré los labios
y las venas rotas y los iris pálidos
te quitaré la ropa las aristas las tristezas
te guardaré los sucios nomeolvides
las sobras de la cena la navidad en las montañas los hijos que esperamos
te dejaré el bigote y los inviernos en cadena
y las ciruelas y la custodia de los niños y los rostros invisibles y la sulamita perdida y el libro que tomé de tu escritorio y las luces rojas y los besos salados y las pérdidas y las camisas
te quitaré el nombre.
lunes, 12 de noviembre de 2012
Mire jefe, ahí salgo yo, ahí está mi nombre,
ahí rezan ocultos todos los círculos de mi anonimia
y donde canta sosegada su tristeza
está escrito el trino de nuestro salomónico pasado
pretérito pluscuamperfecto -el verbo amar se cayó de nuestras manos-
Mira madre, mis vocales están añejas en el mar de su inocencia
caen en goterones los recuerdos mudos
se estampan se excitan se permiten la decencia de quedarse siempre
se vuelcan me gritan aleteando
hurgando las palabras
balbuceando en lenguas el significado del vacío
mira otra vez madre
se han levantado las raíces de su silencio
también creo que lo entiendo
ya pasó un año, poeta
déjame entrar que tengo frío
que quiero estar afuera y adentro al mismo tiempo
ya agoté todas las astillas del recuerdo
no puedo seguir arañando la madera como un gato embelesado con el abandono
Claro que sigues siendo mi camarada, dije
pero ya no me quedan más cómplices que deletreen mi risa entre la tinta.
mira hermana
no pido mucho, sabes
pero encontré mi nombre escrito con la flema del pasado
¿por qué no puedo estar afuera y adentro al mismo tiempo?
ahí rezan ocultos todos los círculos de mi anonimia
y donde canta sosegada su tristeza
está escrito el trino de nuestro salomónico pasado
pretérito pluscuamperfecto -el verbo amar se cayó de nuestras manos-
Mira madre, mis vocales están añejas en el mar de su inocencia
caen en goterones los recuerdos mudos
se estampan se excitan se permiten la decencia de quedarse siempre
se vuelcan me gritan aleteando
hurgando las palabras
balbuceando en lenguas el significado del vacío
mira otra vez madre
se han levantado las raíces de su silencio
también creo que lo entiendo
ya pasó un año, poeta
déjame entrar que tengo frío
que quiero estar afuera y adentro al mismo tiempo
ya agoté todas las astillas del recuerdo
no puedo seguir arañando la madera como un gato embelesado con el abandono
Claro que sigues siendo mi camarada, dije
pero ya no me quedan más cómplices que deletreen mi risa entre la tinta.
mira hermana
no pido mucho, sabes
pero encontré mi nombre escrito con la flema del pasado
¿por qué no puedo estar afuera y adentro al mismo tiempo?
viernes, 14 de septiembre de 2012
Estar contenta es una historia larga, como por ejemplo decir que ese día había llegado triste y cansada y me había quitado todito de encima y con todito de encima quiero decir que había desperdigado hasta el alma, y con desperdigado hasta el alma quiero decir que tenía fuera todo verbo conjugado. Y uno se pregunta qué tiene qué ver esto con que esté contenta pero verás, antenoche papá salió de viaje; a papá le gusta tomar carretera a media madrugada, había bajado a las dos de la mañana sigiloso a fumarse un cigarrillo sin que mamá lo viera, yo he aprendido a vivir con ello y si se va a morir a mi qué me importa si al final de cuentas va a morir feliz del vicio y yo con él a la tumba, porque mamá dice que voy a terminar como él si sigo fumando y bebiendo y tragando anticonceptivos como si no hubiera un mañana, dice que entre menos sexo tenga mejor, menos peligro para mí y así mis piernas se conservan íntegras y quién sabe qué más dicen ella y la doctora. A mí me habían estado doliendo las piernas y primero he pensado que sería porque ya están muy grandes, tengo que hacer ejercicio y carajo que no tengo ni tiempo ni ganas y todo está muy lejos (mis manos, por ejemplo, están muy lejos de mis pies). Luego recordé que llevaba dos días sin cenar como aquellos tiempos cuando papá me encontró vomitando tierra en el escusado, después de eso me obligó a comer hígado y plátanos para el desayuno pero nadie puede curar a un enfermo, o quién sabe, nosotras no pudimos curarlo en veinte años y viene un agente de tránsito y lo obliga a pagar por los pecados de Hitler y dale que se cura, así nomás. Se cura del alma pero el cuerpo hecho pedacitos, menos mal que es por el gusto de cuarenta años y así se pagan los placeres; mamá dice que es genético y a mí me da mucho miedo que un gatito un día me muerda las venas de los pies y me muerda y me contagie la peste o la sífilis, y así como a ése argentino se me suba un morete a la cabeza y me quede hecha una máscara sin poder decir ni palabra, con tanto que me gusta a mí hablar y hablar y da que no me para la boca ni un momento. Esa noche me habían estado doliendo las piernas y pensé no más pastillas, voy a quedarme idiota o estéril quién sabe, y además las piernas, me duelen las piernas, me arden las piernas como aquel día, habíamos fumado mucha hierba y al principio como siempre yo me quedaba calladita, pensaba en el mar pero de repente las piernas en incendios simultáneos, en la teve Pink Floyd y yo con ganas de que no me dejen cerrar los ojos nunca porque me estoy yendo y no quiero irme todavía. Claro que tuve que irme alguno de esos días pero esa historia no es la nuestra, quiero decir que ayer me dolían tanto las piernas y yo me preguntaba si acaso sería por esa horrible inyección que me habían puesto cuando en mi garganta se había instalado una feria de hormigas y ya no había nada qué hacer mas que rezar porque el dolor no me matara tanto, papá había ido por árnica y yo le había suplicado que me llevara con él y lloraba y pedía y me revolcaba, y papá se fue por árnica y no volvió, yo viví creyendo en el árnica como la yerba del engaño, por eso confío en la medicina tradicional y el juramento hipocrático, como aquel papelito pegado justo fuera de la sala de terapia intensiva donde papá permanecía rígido y entonces mamá dijo que debía ir a verlo (hablen tienen tres minutos) eran las seis de la mañana y yo entraba con mis pasitos de ardilla deshojada y lo vi tendido allí, me senté a la orilla de alguna silla y me di cuenta que mi padre se había convertido en una maraña de cables; lloré por su vida y por la mía, la enfermera dijo que podía hablarle,que me estaba escuchando, a mí se me quebró la voz y le toqué la mano cadavérica. Mamá decía que debía ser fuerte y papá decía que debía ser fuerte y la enfermera de piso decía háblale tienes que ser fuerte papá en los cables se desperdiciaba como una alondra tirada en el bosque y esto debía decirlo porque a las seis de la mañana yo lloraba en el sillón de mi abuela sin decir nada papá se me estaba yendo carajo y yo no era ni siquiera una niña.
Supongo que a papá le dolían mucho las piernas, estaba cansado y yo, antier, estaba cansada como sólo papá podría estarlo, tal vez por eso las piernas y el punzante desconsuelo y bang ahí estaba el dolor, pensé pero finalmente volví a abrirle las piernas al sueño, qué susto caray desde hoy dejo de fumar, pero sé que miento porque no voy a hacerlo, cuántas veces lo había dicho y al momento lo mejor de mi vida es encender un cerillo de madera.
Y nada más porque me quedé dormida y al día siguiente ni siquiera recuerdo qué hice pero supongo que fue algo muy bonito porque me di cuenta de que el cartero había llegado y recordé también esa camiseta de Neruda que le compré a mi papá y que no le quedó y tuvo que regalarme, luego recordé ese pedazo de papel que había escrito un día que estaba muy borracha y todas mis esperanzas se habían ido al carajo o a la frontera, significaba mucho para mí igual que significaban esos apuntes en la libreta azul un día que también estaba muy borracha y entré a clases escribiendo en espirales, ahora que viéndolo desde ahí los momentos más felices y más tristes de mi vida los he atravesado con el cuerpo fermentado y tal vez a eso se deba que siga buscando en el cielo unicornios azules pero esta historia no es otra copa de melancolía, las tristezas son cuentos todavía más largos que me cuento tres veces por semana en horarios de oficina, casi siempre a tiempo extra y sin retribución alguna.
Cantaría el belachao, pienso, sería la historia de dos guerrilleros que no pelean en su tierra, pero llamaría a mi madre y le preguntaría cómo está papá y después colgaría y mi libertad tendría fin en la cama.
Y si yo caigo en la guerrilla
oh Bela Ciao, bela ciao, bela ciao
Cavaré una fosa dentro de dos años. Ella sonríe cuando le cuento que me voy a la revolución, que me arriesgo el pellejo y mi familia poco importa porque somos absolutos.
Esta mañana me he levantado
y he descubierto al invasor
Tengo un cálculo equivocado. Pienso en cincuenta flores, posiblemente cincuenta y cinco, secas dentro de un platón de barro. Pienso en que quizá yo también mi historia es la de un pulmón revolucionario. Me he levantado y tengo ganas de alzar este puño mío y no caer porque sí, porque siempre, porque mi fusil está guardado en la montaña.
Apesto a cigarrillo. Tengo un arete de la lengua en la oreja. Pero mi oreja carcomida recordaba el sonido de aquel día de mayo que granizaba a cántaros y yo había ido a la escuela con mucho cuidado y con mucha tristeza pero a final de cuentas iba sola queriendo encontrar un abrazo sincero; nadie estaba cuando llegué y yo creo recordar tocar la puerta y nadie, tocar otra puerta, tocar mil puertas, escuchar un grito. Nadie.
Ése cálculo se equivoca en mis piernas. Al día siguiente hice algo como comerme mis propias arañas y volví a casa triste. De eso me acuerdo. Pantalones cortos. En mi libreta escribí que no hay mejor sentimiento en el mundo que la desnudez.
Hoy usé esa camiseta que a mi padre jamás le quedó. Sí, la de Neruda.
Supongo que a papá le dolían mucho las piernas, estaba cansado y yo, antier, estaba cansada como sólo papá podría estarlo, tal vez por eso las piernas y el punzante desconsuelo y bang ahí estaba el dolor, pensé pero finalmente volví a abrirle las piernas al sueño, qué susto caray desde hoy dejo de fumar, pero sé que miento porque no voy a hacerlo, cuántas veces lo había dicho y al momento lo mejor de mi vida es encender un cerillo de madera.
Y nada más porque me quedé dormida y al día siguiente ni siquiera recuerdo qué hice pero supongo que fue algo muy bonito porque me di cuenta de que el cartero había llegado y recordé también esa camiseta de Neruda que le compré a mi papá y que no le quedó y tuvo que regalarme, luego recordé ese pedazo de papel que había escrito un día que estaba muy borracha y todas mis esperanzas se habían ido al carajo o a la frontera, significaba mucho para mí igual que significaban esos apuntes en la libreta azul un día que también estaba muy borracha y entré a clases escribiendo en espirales, ahora que viéndolo desde ahí los momentos más felices y más tristes de mi vida los he atravesado con el cuerpo fermentado y tal vez a eso se deba que siga buscando en el cielo unicornios azules pero esta historia no es otra copa de melancolía, las tristezas son cuentos todavía más largos que me cuento tres veces por semana en horarios de oficina, casi siempre a tiempo extra y sin retribución alguna.
Cantaría el belachao, pienso, sería la historia de dos guerrilleros que no pelean en su tierra, pero llamaría a mi madre y le preguntaría cómo está papá y después colgaría y mi libertad tendría fin en la cama.
Y si yo caigo en la guerrilla
oh Bela Ciao, bela ciao, bela ciao
Cavaré una fosa dentro de dos años. Ella sonríe cuando le cuento que me voy a la revolución, que me arriesgo el pellejo y mi familia poco importa porque somos absolutos.
Esta mañana me he levantado
y he descubierto al invasor
Tengo un cálculo equivocado. Pienso en cincuenta flores, posiblemente cincuenta y cinco, secas dentro de un platón de barro. Pienso en que quizá yo también mi historia es la de un pulmón revolucionario. Me he levantado y tengo ganas de alzar este puño mío y no caer porque sí, porque siempre, porque mi fusil está guardado en la montaña.
Apesto a cigarrillo. Tengo un arete de la lengua en la oreja. Pero mi oreja carcomida recordaba el sonido de aquel día de mayo que granizaba a cántaros y yo había ido a la escuela con mucho cuidado y con mucha tristeza pero a final de cuentas iba sola queriendo encontrar un abrazo sincero; nadie estaba cuando llegué y yo creo recordar tocar la puerta y nadie, tocar otra puerta, tocar mil puertas, escuchar un grito. Nadie.
Ése cálculo se equivoca en mis piernas. Al día siguiente hice algo como comerme mis propias arañas y volví a casa triste. De eso me acuerdo. Pantalones cortos. En mi libreta escribí que no hay mejor sentimiento en el mundo que la desnudez.
Hoy usé esa camiseta que a mi padre jamás le quedó. Sí, la de Neruda.
viernes, 31 de agosto de 2012
Para nuestra suerte entiendo ese asunto serio que es la muerte de los cíclopes
imagino que dirás que son otro mito estúpido
un pretexto efímero para esconderse en los pliegues de una manta verde
así que estamos siendo adultos con la conjugación de ciertos verbos
y nos volvemos niños en cada invitación al llanto
Yo embadurno mis labios de misericordia
Para nuestra suerte los días se han ido quedando sin plumas
ahora duermes mucho menos y dejamos la casa hace tanto tiempo
nos volvimos peregrinos de arrabales
y empezamos a andar con la única esperanza de volvernos ciegos
Mi poeta es un guerrero que mira al sol sin que le tiemble el ojo.
ayer te pregunté si matarnos de verdad era un asunto serio
y Apolo ya empezaba a maldecir nuestra única pupila
para nuestra suerte.
domingo, 12 de agosto de 2012
Voy a hacer un poema lleno de enumeraciones y lugares comunes
y va a tener tu nombre bien tatuado
para que sepas que estás echándome aguarrás en las tripas
que estoy sentándome en fogatas de alfileres
voy a ponerle música a esto que ni siquiera es un poema
y te enojarás mucho
me pedirás que lea un poema en inglés y me marcharé azotando la puerta
mi acento no es perfecto pero we were building a paradise my dear
tu karma siempre fue el ciclo más importante
no es que no me gustara
lo hacía por estar explotando estrellitas a la diestra
porque tenía miedo de que te me metieras como un saltamontes en la espalda
pero no me perdones nunca
tu karma siempre fue maravilloso.
y va a tener tu nombre bien tatuado
para que sepas que estás echándome aguarrás en las tripas
que estoy sentándome en fogatas de alfileres
voy a ponerle música a esto que ni siquiera es un poema
y te enojarás mucho
me pedirás que lea un poema en inglés y me marcharé azotando la puerta
mi acento no es perfecto pero we were building a paradise my dear
tu karma siempre fue el ciclo más importante
no es que no me gustara
lo hacía por estar explotando estrellitas a la diestra
porque tenía miedo de que te me metieras como un saltamontes en la espalda
pero no me perdones nunca
tu karma siempre fue maravilloso.
miércoles, 18 de julio de 2012
Eclipse de la muerte
Indecible aquel vacío del cadáver
que circunda en náilon los susurros:
gitanas de lo etéreo, se desollan las palabras en mi boca.
Entre blancos rascacielos indescifro el odio y la muerte en el amor atajo
El mar esquivo de un llanto nos amarra
una sombra de cuerpos terregosos cae ante mi frente.
Bailemos:
un tigre se revuelca en el jardín de mi mortaja.
(russell de un poema de Balam Rodrigo, abril de 2011)
Indecible aquel vacío del cadáver
que circunda en náilon los susurros:
gitanas de lo etéreo, se desollan las palabras en mi boca.
Entre blancos rascacielos indescifro el odio y la muerte en el amor atajo
El mar esquivo de un llanto nos amarra
una sombra de cuerpos terregosos cae ante mi frente.
Bailemos:
un tigre se revuelca en el jardín de mi mortaja.
(russell de un poema de Balam Rodrigo, abril de 2011)
jueves, 5 de julio de 2012
papá qué habrías hecho si no llamo a la policía
si esta vez no corro muy lejos
si soy yo la que atajas con tus metales de hueso y aire
el corazón de mi padre es un águila con las alas pintas
y mi sangre es un roedor imposible y frágil
que juega a ser heraldo de todos los cobardes
recupera cuerpo el aliento de la muerte
respira mente el sabor de la caída
alaba alma el sintagma del colapso
recubre octubre el sigilo de mis ojos
bendice trilce el favorescente intruso en la sombra
tal vez esto no sea muy lo mío y sólo deba cerrar bien fuerte los ojos atracar la puerta esta vez esperar a que la derribes padre a que tu llave destruya el picaporte y yo abrace muy fuerte a mi vida tal vez esto sea una nota de despedida porque yo también detuve el futuro y se me salieron los ojos por esperar que mi vida cambiara ése día seguí siendo exactamente la misma debí dejar que me golpearas debí dejar que todos se rieran de mi sangre y voltear la cabeza y jamás decir que sí y no ir a la universidad ser una chica imprudente fumar mucha marihuana y dejar de maquillarme las orejas sabías padre acaso sabías que cuando lloro se me vuelven zarcos los ojos debiste hacerlo debiste
So save it, pretty mamma
save it all for me...
domingo, 17 de junio de 2012
cinco kilómetros fuera del paraíso y sé que estoy desarropándome de mi propia muerte
quise deshacer todas las nubes y hacer agujeros en todas las paredes
entonces ni mi sombra volvió a ser de carne
la ausencia de mis dedos se deletrea en otro abecedario
yo también sé doblar mis veinte años
fabulo sobre el insomnio las adicciones
no puedo tirar esta primera piedra
mientras mi vida que se nombra vida
sea sonido...
encontré a Sísifo empinado en mis tobillos
podré decir que firmé un contrato con el canto de lo incierto.
quise deshacer todas las nubes y hacer agujeros en todas las paredes
entonces ni mi sombra volvió a ser de carne
la ausencia de mis dedos se deletrea en otro abecedario
yo también sé doblar mis veinte años
fabulo sobre el insomnio las adicciones
no puedo tirar esta primera piedra
mientras mi vida que se nombra vida
sea sonido...
encontré a Sísifo empinado en mis tobillos
podré decir que firmé un contrato con el canto de lo incierto.
viernes, 15 de junio de 2012
Dios miente, Adán
esta vez no he arrancado la manzana
la he dejado en prenda con mis uñas y mis pájaros
y en cambio ha caído el hombre ante mis pies atónitos
he escuchado el sonido de su rostro deshojarse
la historia miente, Adán
cuando dicen que mi culpa fue heredarte un pedacito de la infamia
la manzana era una sierpe venenosa
que se me enredó en la lengua y me llenó de musgo el beso
He cerrado la boca tan fuerte como puedo
cae mi vida como el hilo a la aguja
cae fuerte sin remedio
cae doblándose de risa.
Adán
voy a ponerme la manzana en la cabeza
y en mis niñas dos globos fluorescentes se alzarán al vuelo
que tu diestra tiemble y que tu tiro desafine
tira a mi sien Adán no mires la manzana
limpia el cáliz de tu mente
llora sucio por la desgracia de tu progenie
mira la tierra Adán
mira el destierro.
Adán
La zurda de Dios ha creado el paraíso
y mis cenizas alimentan sus hambrientas fauces
palpo el corazón envenenado de mi propio sueño
sé que un día yo seré la estampita más infame del santuario
Me he dicho que los piquetes en mis manos son lombrices de arrepentimiento
y la tierra silba y se me resbala la luna de los dedos
me he escapado con todas mis muertes
llevo un costal lleno de limpias mediaciones
estoy congregada en la fotografía de una pérdida
esta vez no he mordido la manzana
quiero un congreso donde se explique el por qué de mis tristezas
si el destino Adán esta vez logra decirme
si acaso el destino puede responder
cómo una víbora se disfraza de manzana
y el badajo se me ahoga y vuelvo al bucle del asco transparente
serpiente a la velocidad del ruido asfixia el tronco de mis muchos sueños
por qué fálica intercede entre mi campanilla
cómo es que me han llenado de este exilio indómito
donde no soy más que el grabado de una ley sin rumbo fijo
ya no puedo ni tocar mis manos
sin pensar en la caricia lacia que parió mi cuello
ya no puedo mirarme ni los dientes
Eva deshojada burla el cielo
toma tu lanza, Adán
la lluvia de acero
el sonido del roble
y alguien a quién amar de lejos
Adán
recoge mi piel despedazada
muerde la manzana y no mires el cielo.
esta vez no he arrancado la manzana
la he dejado en prenda con mis uñas y mis pájaros
y en cambio ha caído el hombre ante mis pies atónitos
he escuchado el sonido de su rostro deshojarse
la historia miente, Adán
cuando dicen que mi culpa fue heredarte un pedacito de la infamia
la manzana era una sierpe venenosa
que se me enredó en la lengua y me llenó de musgo el beso
He cerrado la boca tan fuerte como puedo
cae mi vida como el hilo a la aguja
cae fuerte sin remedio
cae doblándose de risa.
Adán
voy a ponerme la manzana en la cabeza
y en mis niñas dos globos fluorescentes se alzarán al vuelo
que tu diestra tiemble y que tu tiro desafine
tira a mi sien Adán no mires la manzana
limpia el cáliz de tu mente
llora sucio por la desgracia de tu progenie
mira la tierra Adán
mira el destierro.
Adán
La zurda de Dios ha creado el paraíso
y mis cenizas alimentan sus hambrientas fauces
palpo el corazón envenenado de mi propio sueño
sé que un día yo seré la estampita más infame del santuario
Me he dicho que los piquetes en mis manos son lombrices de arrepentimiento
y la tierra silba y se me resbala la luna de los dedos
me he escapado con todas mis muertes
llevo un costal lleno de limpias mediaciones
estoy congregada en la fotografía de una pérdida
esta vez no he mordido la manzana
quiero un congreso donde se explique el por qué de mis tristezas
si el destino Adán esta vez logra decirme
si acaso el destino puede responder
cómo una víbora se disfraza de manzana
y el badajo se me ahoga y vuelvo al bucle del asco transparente
serpiente a la velocidad del ruido asfixia el tronco de mis muchos sueños
por qué fálica intercede entre mi campanilla
cómo es que me han llenado de este exilio indómito
donde no soy más que el grabado de una ley sin rumbo fijo
ya no puedo ni tocar mis manos
sin pensar en la caricia lacia que parió mi cuello
ya no puedo mirarme ni los dientes
Eva deshojada burla el cielo
toma tu lanza, Adán
la lluvia de acero
el sonido del roble
y alguien a quién amar de lejos
Adán
recoge mi piel despedazada
muerde la manzana y no mires el cielo.
viernes, 8 de junio de 2012
Esta marca mía no es un rasguño en medio de la frente
me he quedado sin dos de mis ojos,
mujer cíclope que se hunde en el pantano de lo ignoto
soy una niña de siete años que corre por las calles con los ojos tiesos
temblorosos de un soliloquio hecho pedacitos
descanse en paz esa zapatilla bordada por mi temblorosa madre
descanse en paz mi lúgubre ansia de galaxia
(Me gustaban los aguacates y jugar con la tierra
volver arañas a mis gatos tísicos
trenzar de un golpe el bordón de mis fantasmas)
mamá dice que él es mi padre
papá dice que ella es mi madre
la encuesta ha revelado que los candidatos prefieren quedarse sin derecho al juego sucio
al mantra inequívoco de los abrazos.
mamá no sabe el embrollo en el que estoy metida
(cuando el tribunal de mis demonios le trasquile el páncreas
estaré lista para susurrarle todas las raíces de mi grito)
papá no sabe que mamá no sabe que no me gusta el helado de fresa
(pero cuánto daría Taibele por tener la codicia tibia de un pastel de zanahoria)
ellos se besan los pies leen la palabra de Jesús
duermen temprano
son ciudadanos ejemplares
tienen vicios innecesarios
tienen carencias inoportunas
les molestan los aviones y han ganado el nobel al absurdo:
son los mejores arquitectos de lo invisible
pecan poco y les molesta el humo de los cigarrillos
Soy una niña
tengo siete años y aúllo entre las flores de mi estepa
trino y llanto en mi propia pompa fúnebre
rezo por no tener que separarme de mis piernas
por no volverme drogadicta o prostituta o pordiosera o asesina en serie
(solía ser una niña y me marcaron con sus hierros)
las líneas de mis manos las llevo amortajadas
me derrumbo tras la puerta he escuchado todo
mamá promete no regresar
papá promete tirar sus cigarrillos
yo prometo llorar en silencio hasta que se me sequen los ojos
(terminó el tiempo extra, tomen todos sus ausencias
váyanse a volar con otras alas)
que crezca la niña sentada al borde del espejo
los siete años de Caín sobre mis párpados
que crezca el jolgorio de los buitres
que crezca por quinta vez el río de mis arterias
y que entre el otoño de mi propia muerte
deje de fingir que tengo un grito jeroglífico
vuelva a ser la mujer de azúcar
mujer espantapájaros
capicúa eterna de cada una de mis ramas.
miércoles, 16 de mayo de 2012
Estos ojos son caídas al aire libre
mi ausencia -mi amarilla deshojada carcomida ausencia-
de infinito
salta la cuerda y cae de bruces
No tener miedo de que las gaviotas rasquen estas costras
No tener sed del gran espíritu del cielo
No tener luz que arañe las pantallas de sus córneas.
(Quiero taparte los ojos y decir no tengas miedo del canto de los animales, mis alas están rotas por querer volar al pozo donde el croar de los poetas sigue siendo una constante turbia
decir nos vemos hasta que permanezcan los diluvios
gritar que me estoy comiendo las uñas por morder el cuerno azul, el tercer ojo)
cada una de tus letras
un tiburón que lame las costillas de los sueños
viajaré por los anillos de cada astrolabio del planeta
así
compraré por un dólar la más triste nebulosa
y le plantaré un susto
y la arrancaré un beso
y dejaré que los cráteres se traguen cada una de mis vértebras.
mi ausencia -mi amarilla deshojada carcomida ausencia-
de infinito
salta la cuerda y cae de bruces
No tener miedo de que las gaviotas rasquen estas costras
No tener sed del gran espíritu del cielo
No tener luz que arañe las pantallas de sus córneas.
(Quiero taparte los ojos y decir no tengas miedo del canto de los animales, mis alas están rotas por querer volar al pozo donde el croar de los poetas sigue siendo una constante turbia
decir nos vemos hasta que permanezcan los diluvios
gritar que me estoy comiendo las uñas por morder el cuerno azul, el tercer ojo)
cada una de tus letras
un tiburón que lame las costillas de los sueños
viajaré por los anillos de cada astrolabio del planeta
así
compraré por un dólar la más triste nebulosa
y le plantaré un susto
y la arrancaré un beso
y dejaré que los cráteres se traguen cada una de mis vértebras.
martes, 8 de mayo de 2012
Pensamos en la muerte, eso es innegable. Las personas normales, dijo el maestro, no lo hacen. Viven. Son felices o por lo menos, cargan el abigarrado sintagma de la perdurabilidad. Nos gusta la vida, no tanto como la idea de tener qué vivirla. Yo, por mi parte, sé que cuando salga el sol mi aliento de ayer va a ser sólo un recuerdo; en mi cartera seguirá viajando una nota al fondo de la nevera y alguna invitación a las lágrimas. Pensamos en la muerte. Más de lo común. La gente no lo creería. Cinco veces por hora. Ciento veinte ocasiones al día. La tumba, el ataúd, la rigidez, el frío, el desapego. La gente no entendería.
Pensamos en la muerte. En un revólver en la cabeza. En un cuchillo en la frente. En una soga en el cuello. Mi muerte, naturalmente, no es ni remotamente paralela a la de ellos. En mi caída está la termita de una simbiosis, el espectro flaco de todas mis tristezas, la delectante bilis, la manzana ácida.
Yo me tiendo al lado de mis muertos, y les canto, y les hablo, a veces dejo que me coman poco a poquito y con sus gusanos siento cómo mis huesos ya se van volviendo de ultratumba. Sé que si los vivos no quieren escucharme, aquellos, los inmemoriados, sabrán que soy también digna del derecho a réplica
el derecho al abrazo. Y aquí, en este punto, la plegaria se hace más sorda. Se anega en las clavículas de mi deseo. Y si pudiera escribir sin nuestros puntos no tendría por qué despedirme jamás que a final de cuentas nadie está escuchando y nadie volverá a abrazar el hueso más lacio de mi vida claro que tendría que haberlo dicho antes ustedes se taparon los oídos y cosieron con náilon sus ojos, las lenguas corrieron cual corpúsculos de fuego, y mi lengua se contentaba sólo en pedir a súplicas una palmadita en la cabeza
ustedes me dieron la cicuta y ustedes dejaron que dios se muriera entre mis pestañas yo no sé quién dejó esta vez la puerta abierta tengo tanto frío
Alcen la mano si se les ha quemado un pastel en el horno.
No sé qué va a ser mi muerte sin tu eterna caída y ya no importa más la niebla. Anotación al final de la libreta: estoy enfermo. Cuídame.
Todos estamos invariablemente enfermos, todos estamos insoportablemente tiesos. Nos cuelgan de los ojos dos sogas anudadas, los prólogos más bellos por donde pende la pálida incepción de nuestra sombra.
Van las gaviotas jugando con mi pecho de amatista
van los buitres comiéndose los cerúleos ojos del océano
desangrado va mi pulso
y corre y se entumece tras la tierra prometida
tengo tanto frío
el agua corroe el cartílago del tiempo
y mis alas no dudan en sangrar más profundo en gritar más fuerte
se están helando todas las conciencias
se están pudriendo todas las magnolias
en las cornisas del terror se ha disparado un diluvio anciano
envejece el aire, tiembla de pavor y abulia
rasga el cielo en su intento de comerse las cadenas
yo tengo todos los cánceres del mundo apilados como riscos
la juventud de las canéforas
el tonel de las danaides
aquí estoy trazando las sonrisas de mis enlutados
bebo y brindo por la grana fresca de mi sangre
no sé qué va a ser tu vida sin mi eterna muerte
y ya no importa más la niebla.
Pensamos en la muerte. En un revólver en la cabeza. En un cuchillo en la frente. En una soga en el cuello. Mi muerte, naturalmente, no es ni remotamente paralela a la de ellos. En mi caída está la termita de una simbiosis, el espectro flaco de todas mis tristezas, la delectante bilis, la manzana ácida.
Yo me tiendo al lado de mis muertos, y les canto, y les hablo, a veces dejo que me coman poco a poquito y con sus gusanos siento cómo mis huesos ya se van volviendo de ultratumba. Sé que si los vivos no quieren escucharme, aquellos, los inmemoriados, sabrán que soy también digna del derecho a réplica
el derecho al abrazo. Y aquí, en este punto, la plegaria se hace más sorda. Se anega en las clavículas de mi deseo. Y si pudiera escribir sin nuestros puntos no tendría por qué despedirme jamás que a final de cuentas nadie está escuchando y nadie volverá a abrazar el hueso más lacio de mi vida claro que tendría que haberlo dicho antes ustedes se taparon los oídos y cosieron con náilon sus ojos, las lenguas corrieron cual corpúsculos de fuego, y mi lengua se contentaba sólo en pedir a súplicas una palmadita en la cabeza
ustedes me dieron la cicuta y ustedes dejaron que dios se muriera entre mis pestañas yo no sé quién dejó esta vez la puerta abierta tengo tanto frío
Alcen la mano si se les ha quemado un pastel en el horno.
No sé qué va a ser mi muerte sin tu eterna caída y ya no importa más la niebla. Anotación al final de la libreta: estoy enfermo. Cuídame.
Todos estamos invariablemente enfermos, todos estamos insoportablemente tiesos. Nos cuelgan de los ojos dos sogas anudadas, los prólogos más bellos por donde pende la pálida incepción de nuestra sombra.
Van las gaviotas jugando con mi pecho de amatista
van los buitres comiéndose los cerúleos ojos del océano
desangrado va mi pulso
y corre y se entumece tras la tierra prometida
tengo tanto frío
el agua corroe el cartílago del tiempo
y mis alas no dudan en sangrar más profundo en gritar más fuerte
se están helando todas las conciencias
se están pudriendo todas las magnolias
en las cornisas del terror se ha disparado un diluvio anciano
envejece el aire, tiembla de pavor y abulia
rasga el cielo en su intento de comerse las cadenas
yo tengo todos los cánceres del mundo apilados como riscos
la juventud de las canéforas
el tonel de las danaides
aquí estoy trazando las sonrisas de mis enlutados
bebo y brindo por la grana fresca de mi sangre
no sé qué va a ser tu vida sin mi eterna muerte
y ya no importa más la niebla.
martes, 1 de mayo de 2012
lunes, 30 de abril de 2012
Hoy mi amiga preguntó cómo sería la voz de la libélula
yo supe que su timbre sería casi como el tuyo
permanecería enterrado en la costilla del cielo
si cierro los ojos sabré que en todo mi olvido se esconde el grito ahogado de mis nervios
voy a arrojarme ante la hoguera
donde cien eunucos celebran el aniversario de sus muñones
Un dromedario baila bajo el tercer ojo de las nubes y yo
he olvidado qué es
sé que no voy a soportarlo
otro piquete entre las venas otra promesa de suicidio
tengo un huequito hinchado en el corazón
por donde la sangre se me escapa y escurre y se olvida de bombearme la sonrisa.
La verdad es un foquito navideño que ya no prende
una araña briaga
la grieta más profunda en la promesa de la estrella más luciérnaga.
Yo sé de dónde viene el canto de las libélulas
pero tu estómago ha dejado de pertenecerle al dominio público.
NO PUEDO SEGUIR CON ESTO.
No puedo
seguir con esto más.
yo supe que su timbre sería casi como el tuyo
permanecería enterrado en la costilla del cielo
si cierro los ojos sabré que en todo mi olvido se esconde el grito ahogado de mis nervios
voy a arrojarme ante la hoguera
donde cien eunucos celebran el aniversario de sus muñones
Un dromedario baila bajo el tercer ojo de las nubes y yo
he olvidado qué es
sé que no voy a soportarlo
otro piquete entre las venas otra promesa de suicidio
tengo un huequito hinchado en el corazón
por donde la sangre se me escapa y escurre y se olvida de bombearme la sonrisa.
La verdad es un foquito navideño que ya no prende
una araña briaga
la grieta más profunda en la promesa de la estrella más luciérnaga.
Yo sé de dónde viene el canto de las libélulas
pero tu estómago ha dejado de pertenecerle al dominio público.
NO PUEDO SEGUIR CON ESTO.
No puedo
seguir con esto más.
domingo, 22 de abril de 2012
¿Qué clase de súcubo se nos ha metido entre las piernas?
Hemos bosquejado una sistemática mentira mientras nos mordemos los labios
tú no mereces el cielo ennegrecido
las máscaras infames de la muerte
¿A dónde aprendimos a mirar tan de reojo?
¿Por qué las latas se volvieron objeto de desecho en nuestra lengua?
Ya no aguantamos el sabor de un cigarrillo pesado no podemos escuchar un concierto hasta las tres de la mañana sufrimos de malestares estomacales maldecimos el cáncer el sida la muerte
somos parte de la peste
la generación dislocada.
Yo nunca tuve el valor de enterrarme el un cuchillo entre las córneas
de descubrir las cerúleas maravillas que mis intestinos quieren bosquejar cuando se salen de su sitio
a mí no me dieron a probar el sabor de la cicuta
los caramelos de propóleo eran más efectivos si no llevaban relleno de cianu
Encontraré un papelito, amiga
donde recuerdes que la muerte tiene más caras que el sol a mediodía
Maybe it's alright
Maybe i'm just tired
Necesito una libreta nueva
en la que pueda anotar dónde es que me duele exactamente.
Hemos bosquejado una sistemática mentira mientras nos mordemos los labios
tú no mereces el cielo ennegrecido
las máscaras infames de la muerte
¿A dónde aprendimos a mirar tan de reojo?
¿Por qué las latas se volvieron objeto de desecho en nuestra lengua?
Ya no aguantamos el sabor de un cigarrillo pesado no podemos escuchar un concierto hasta las tres de la mañana sufrimos de malestares estomacales maldecimos el cáncer el sida la muerte
somos parte de la peste
la generación dislocada.
Yo nunca tuve el valor de enterrarme el un cuchillo entre las córneas
de descubrir las cerúleas maravillas que mis intestinos quieren bosquejar cuando se salen de su sitio
a mí no me dieron a probar el sabor de la cicuta
los caramelos de propóleo eran más efectivos si no llevaban relleno de cianu
Encontraré un papelito, amiga
donde recuerdes que la muerte tiene más caras que el sol a mediodía
Maybe it's alright
Maybe i'm just tired
Necesito una libreta nueva
en la que pueda anotar dónde es que me duele exactamente.
viernes, 13 de abril de 2012
Que me hablen de demonios y de panfletos o mutilaciones
que se instalen en mi ombligo las libélulas
que suelten los leones que se coman toditas mis pestañas
dejamos muñones de lo que llamábamos crepúsculo
por el malecón aún asoman mis tripas azuladas
el simplismo de creerme un inigualable trocito de sonrisa comunista
se me ocurrió que podíamos ir a la cama y rediseñar el odio
volvernos un levitante péndulo que taladra repulsivo
y morderte las orejas mientras los mosquitos se nos empostan a los pálpitos
se me ocurrió que si metía la cabeza en el balbuceo de la medianoche encontraría mi corazón listo para volverse alimento del más insomne de tus pájaros.
que se instalen en mi ombligo las libélulas
que suelten los leones que se coman toditas mis pestañas
dejamos muñones de lo que llamábamos crepúsculo
por el malecón aún asoman mis tripas azuladas
el simplismo de creerme un inigualable trocito de sonrisa comunista
se me ocurrió que podíamos ir a la cama y rediseñar el odio
volvernos un levitante péndulo que taladra repulsivo
y morderte las orejas mientras los mosquitos se nos empostan a los pálpitos
se me ocurrió que si metía la cabeza en el balbuceo de la medianoche encontraría mi corazón listo para volverse alimento del más insomne de tus pájaros.
lunes, 2 de abril de 2012
El peregrinaje de las aves es cosa de espantarse. A veces, una vuela por debajo de la patria, augurando un sueño que le revolotea desde hace tiempo y no puede sacarse. A veces un ave sabe que va a morir y entonces prefiere mirarse las alas y darse cuenta que no es más que el silbar de las nubes. Entonces escupe con todas sus fuerzas, y de la boca se le escapan vómitos verduscos, amores de segunda mano, pedacitos de tela que se le han espantado a cada bocado. En un solo paso, pierde peso y las alas se le desmoronan pedacito a pedacito: ha comenzado la caída libre.
Diez kilómetros abajo, un hombre observa el garabato insulso que le han dejado debajo de su puerta. Sin soportarlo más, toma un sorbo de aire y decide a tocarle las puertas al suicidio, detrás de una baranda desconfiable y fría. Mira las nubes, como último simulacro de un abrazo estupefaciente: de entre las partículas y el viento, cientos de plumas grises se le estampan en las sienes, como amplios goterones que han olvidado la gravedad de los cuerpos.
Ya no aguanto más de esta locura
de la vida claroscura
Diez kilómetros abajo, un hombre observa el garabato insulso que le han dejado debajo de su puerta. Sin soportarlo más, toma un sorbo de aire y decide a tocarle las puertas al suicidio, detrás de una baranda desconfiable y fría. Mira las nubes, como último simulacro de un abrazo estupefaciente: de entre las partículas y el viento, cientos de plumas grises se le estampan en las sienes, como amplios goterones que han olvidado la gravedad de los cuerpos.
Ya no aguanto más de esta locura
de la vida claroscura
miércoles, 28 de marzo de 2012
No es que esta tristeza le haya partido las narices
se atreve todavía a mirar las hormiguitas rojas
los pájaros le despeinan los recuerdos y todavía acaricia
todavía aferra el dintel brillante de los amaneceres
no es que las siestas le hayan enrojecido los ojos hasta llenárselos de focos de emergencia
qué mal le hacen las tardes de silencios cantores
No es que esté llorando
en sus manos se esconden pececitos melancólicos
náufragos de un río en llamas
no es que haya existido una definición para aquellos verdes acantilados ficticios
mas que la medida de las lágrimas
recuerdos tallados en estalactitas
y no es que haya razones
para pensar que la tristeza es una cascada
que juega matatena con el barro de sus manos.
se atreve todavía a mirar las hormiguitas rojas
los pájaros le despeinan los recuerdos y todavía acaricia
todavía aferra el dintel brillante de los amaneceres
no es que las siestas le hayan enrojecido los ojos hasta llenárselos de focos de emergencia
qué mal le hacen las tardes de silencios cantores
No es que esté llorando
en sus manos se esconden pececitos melancólicos
náufragos de un río en llamas
no es que haya existido una definición para aquellos verdes acantilados ficticios
mas que la medida de las lágrimas
recuerdos tallados en estalactitas
y no es que haya razones
para pensar que la tristeza es una cascada
que juega matatena con el barro de sus manos.
martes, 17 de enero de 2012
Primero fue el polvo y luego fueron los hombres, primero Dios creó a los animales y luego los frutos, y luego la tierra, y luego el fuego, y luego el aire, y luego las grandes mentes, y luego el oxígeno, y luego las bombas atómicas, y luego los vasos de unicel, y luego mis manos, que se entierran en las tuyas como migalas excitadas, que van creciéndome de entre los nudillos para hacer un dibujo donde esté el universo y esté la vida y esté el aire y esté la tierra y esté Abundio ¿estás escuchándome, Abundio?
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