Que me hablen de demonios y de panfletos o mutilaciones
que se instalen en mi ombligo las libélulas
que suelten los leones que se coman toditas mis pestañas
dejamos muñones de lo que llamábamos crepúsculo
por el malecón aún asoman mis tripas azuladas
el simplismo de creerme un inigualable trocito de sonrisa comunista
se me ocurrió que podíamos ir a la cama y rediseñar el odio
volvernos un levitante péndulo que taladra repulsivo
y morderte las orejas mientras los mosquitos se nos empostan a los pálpitos
se me ocurrió que si metía la cabeza en el balbuceo de la medianoche encontraría mi corazón listo para volverse alimento del más insomne de tus pájaros.
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