Hoy mi amiga preguntó cómo sería la voz de la libélula
yo supe que su timbre sería casi como el tuyo
permanecería enterrado en la costilla del cielo
si cierro los ojos sabré que en todo mi olvido se esconde el grito ahogado de mis nervios
voy a arrojarme ante la hoguera
donde cien eunucos celebran el aniversario de sus muñones
Un dromedario baila bajo el tercer ojo de las nubes y yo
he olvidado qué es
sé que no voy a soportarlo
otro piquete entre las venas otra promesa de suicidio
tengo un huequito hinchado en el corazón
por donde la sangre se me escapa y escurre y se olvida de bombearme la sonrisa.
La verdad es un foquito navideño que ya no prende
una araña briaga
la grieta más profunda en la promesa de la estrella más luciérnaga.
Yo sé de dónde viene el canto de las libélulas
pero tu estómago ha dejado de pertenecerle al dominio público.
NO PUEDO SEGUIR CON ESTO.
No puedo
seguir con esto más.
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