domingo, 17 de junio de 2012

cinco kilómetros fuera del paraíso y sé que estoy desarropándome de mi propia muerte
quise deshacer todas las nubes y hacer agujeros en todas las paredes
entonces ni mi sombra volvió a ser de carne

la ausencia de mis dedos se deletrea en otro abecedario
yo también sé doblar mis veinte años
fabulo sobre el insomnio las adicciones
no puedo tirar esta primera piedra

mientras mi vida que se nombra vida
sea sonido...


encontré a Sísifo empinado en mis tobillos
podré decir que firmé un contrato con el canto de lo incierto.

viernes, 15 de junio de 2012

Dios miente, Adán
esta vez no he arrancado la manzana
la he dejado en prenda con mis uñas y mis pájaros
y en cambio ha caído el hombre ante mis pies atónitos
he escuchado el sonido de su rostro deshojarse
la historia miente, Adán
cuando dicen que mi culpa fue heredarte un pedacito de la infamia
la manzana era una sierpe venenosa
que se me enredó en la lengua y me llenó de musgo el beso
He cerrado la boca tan fuerte como puedo
cae mi vida como el hilo a la aguja
cae fuerte sin remedio
cae doblándose de risa.


Adán
voy a ponerme la manzana en la cabeza
y en mis niñas dos globos fluorescentes se alzarán al vuelo
que tu diestra tiemble y que tu tiro desafine
tira a mi sien Adán no mires la manzana
limpia el cáliz de tu mente
llora sucio por la desgracia de tu progenie
mira la tierra Adán
mira el destierro.

Adán
La zurda de Dios ha creado el paraíso
y mis cenizas alimentan sus hambrientas fauces
palpo el corazón envenenado de mi propio sueño
sé que un día yo seré la estampita más infame del santuario
Me he dicho que los piquetes en mis manos son lombrices de arrepentimiento
y la tierra silba y se me resbala la luna de los dedos
me he escapado con todas mis muertes
llevo un costal lleno de limpias mediaciones

estoy congregada en la fotografía de una pérdida
esta vez no he mordido la manzana
quiero un congreso donde se explique el por qué de mis tristezas
si el destino Adán esta vez logra decirme
si acaso el destino puede responder
cómo una víbora se disfraza de manzana
y el badajo se me ahoga y vuelvo al bucle del asco transparente
serpiente a la velocidad del ruido asfixia el tronco de mis muchos sueños
por qué fálica intercede entre mi campanilla
cómo es que me han llenado de este exilio indómito
donde no soy más que el grabado de una ley sin rumbo fijo

ya no puedo ni tocar mis manos
sin pensar en la caricia lacia que parió mi cuello
ya no puedo mirarme ni los dientes
Eva deshojada burla el cielo
toma tu lanza, Adán
la lluvia de acero
el sonido del roble
y alguien a quién amar de lejos
Adán
recoge mi piel despedazada
muerde la manzana y no mires el cielo.

viernes, 8 de junio de 2012


Esta marca mía no es un rasguño en medio de la frente
me he quedado sin dos de mis ojos,
mujer cíclope que se hunde en el pantano de lo ignoto
soy una niña de siete años que corre por las calles con los ojos tiesos
temblorosos de un soliloquio hecho pedacitos
descanse en paz esa zapatilla bordada por mi temblorosa madre
descanse en paz mi lúgubre ansia de galaxia
(Me gustaban los aguacates y jugar con la tierra
volver arañas a mis gatos tísicos
trenzar de un golpe el bordón de mis fantasmas)

mamá dice que él es mi padre
papá dice que ella es mi madre
la encuesta ha revelado que los candidatos prefieren quedarse sin derecho al juego sucio
al mantra inequívoco de los abrazos.


mamá no sabe el embrollo en el que estoy metida
(cuando el tribunal de mis demonios le trasquile el páncreas
estaré lista para susurrarle todas las raíces de mi grito)
papá no sabe que mamá no sabe que no me gusta el helado de fresa
(pero cuánto daría Taibele por tener la codicia tibia de un pastel de zanahoria)
ellos se besan los pies leen la palabra de Jesús
duermen temprano
son ciudadanos ejemplares
tienen vicios innecesarios
tienen carencias inoportunas
les molestan los aviones y han ganado el nobel al absurdo:
son los mejores arquitectos de lo invisible
pecan poco y les molesta el humo de los cigarrillos

Soy una niña
tengo siete años y aúllo entre las flores de mi estepa
trino y llanto en mi propia pompa fúnebre

rezo por no tener que separarme de mis piernas
por no volverme drogadicta o prostituta o pordiosera o asesina en serie
(solía ser una niña y me marcaron con sus hierros)
las líneas de mis manos las llevo amortajadas
me derrumbo tras la puerta he escuchado todo
mamá promete no regresar
papá promete tirar sus cigarrillos
yo prometo llorar en silencio hasta que se me sequen los ojos
(terminó el tiempo extra, tomen todos sus ausencias
váyanse a volar con otras alas)
que crezca la niña sentada al borde del espejo
los siete años de Caín sobre mis párpados

que crezca el jolgorio de los buitres
que crezca por quinta vez el río de mis arterias
y que entre el otoño de mi propia muerte
deje de fingir que tengo un grito jeroglífico
vuelva a ser la mujer de azúcar
mujer espantapájaros
capicúa eterna de cada una de mis ramas.