A la vuelta de la esquina escribí una pinta con la tinta de mis tripas y que tal vez no recuerdes
dejé que los insectos navegaran en mis ojos
pero yo no soy un bicho
no me gusta la mermelada de fresa y puedo apostarte a que eso tampoco lo sabías
así como no recuerdas que entre mis nudillos llevo la hoja izquierda más bella de los árboles
necesitas saber que las flores en tu habitación se las comió algún demonio chocolate
dices que la sopa te revive en este tiempo pero
y mis besos
y mis uñas
y mis océanos abismos
¿es tan poco lo que pueden tributarte?
Le he preguntado a la boca del cielo cuánto cuesta un minuto de tus dientes
y así te envuelvo y te estampo y olvido que soy sólo el muñeco de un ventrílocuo esclerótico
mastico un mensaje que después encerraré en una botella donde estén todas las cenizas del mundo
todas los foquitos de mis miedos
todas las estrellas de tus manos.
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