Llevo un escapulario tatuado entre las rodillas
sé que un día voy a volverme niña
allá donde mis etcéteras jueguen a ser imanes de sus miedos
tengo la sangre hecha pedazos
le hago el amor a las migalas que se escurren tras la funda de mi almohada
sé que un día voy a terminar tatuándome el infinito
y tendrá mi rostro
y tendrá tus manos
Lloraré este diluvio como si quedara sangre todavía entre mis costras
limpia consternación de la memoria donde los perros muerden nuestras pantorrilas
yo vuelvo al bucle de mi monofagia
soy el Ícaro perdido, la menina absorta
no sé cuándo el tequila se volvió la enfermedad y no la cura
soy el crucifijo de un anciano famélico
la bendición desarrapada de los jueves interespaciales
he completado este hueco con las costillas de un carnero pútrido
sé que voy a volverme polvo cuando tus ojos toquen las arañas de mis huesos.
sábado, 10 de diciembre de 2011
viernes, 9 de diciembre de 2011
A la vuelta de la esquina escribí una pinta con la tinta de mis tripas y que tal vez no recuerdes
dejé que los insectos navegaran en mis ojos
pero yo no soy un bicho
no me gusta la mermelada de fresa y puedo apostarte a que eso tampoco lo sabías
así como no recuerdas que entre mis nudillos llevo la hoja izquierda más bella de los árboles
necesitas saber que las flores en tu habitación se las comió algún demonio chocolate
dices que la sopa te revive en este tiempo pero
y mis besos
y mis uñas
y mis océanos abismos
¿es tan poco lo que pueden tributarte?
Le he preguntado a la boca del cielo cuánto cuesta un minuto de tus dientes
y así te envuelvo y te estampo y olvido que soy sólo el muñeco de un ventrílocuo esclerótico
mastico un mensaje que después encerraré en una botella donde estén todas las cenizas del mundo
todas los foquitos de mis miedos
todas las estrellas de tus manos.
dejé que los insectos navegaran en mis ojos
pero yo no soy un bicho
no me gusta la mermelada de fresa y puedo apostarte a que eso tampoco lo sabías
así como no recuerdas que entre mis nudillos llevo la hoja izquierda más bella de los árboles
necesitas saber que las flores en tu habitación se las comió algún demonio chocolate
dices que la sopa te revive en este tiempo pero
y mis besos
y mis uñas
y mis océanos abismos
¿es tan poco lo que pueden tributarte?
Le he preguntado a la boca del cielo cuánto cuesta un minuto de tus dientes
y así te envuelvo y te estampo y olvido que soy sólo el muñeco de un ventrílocuo esclerótico
mastico un mensaje que después encerraré en una botella donde estén todas las cenizas del mundo
todas los foquitos de mis miedos
todas las estrellas de tus manos.
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